La historia se pasa durante la época franquista. Los personajes principales son tres niños Cuca, Lázaro y Marqués más un retrasado mental llamado Tuso. Al final de la historia nos damos cuenta de que toda la historia no es la realidad sino que se pasó en la imaginación de Tuso. Esta obra es una prueba del poder de la imaginación. Para huir una realidad demasiada difícil y violenta Tuso se crea otra vida pero que sigue refletando su malestar. En esta obra asistimos a una violencia tan física que psicológica: los niños han perdido sus padres republicanos durante la Guerra civil, fueron matados por los franquistas. Viven en la solitud y la miseria sufriendo de violencia psicológicas, traumatizados por la pérdida de sus padres y por la realidad de su vida y también de las críticas y bromas de los otros niños. Cuca, por ejemplo, corresponde un poco a la cabeza de turco del grupo. Sufren también de maltratos físicos. Viven en el desván de un orfanato con – es lo que piensa Turco – una monja que les maltrata. Con esta monja, la autora muestra también el poder de la institución religiosa, contra la que es muy difícil luchar cuando hay abusos. Por supuesto, denuncia también el poder de los franquistas en España durante la guerra civil y que seguirá durante la dictadura de Franco que se acabará en 1975. Y denuncia el poder de la guerra en general, que puede destruir un país en un tiempo muy corto. Al final, esta obra muestra la violencia de la realidad, la realidad de estos niños (que al principio pensamos reales) y la violencia de la segunda realidad, la verdadera, la de Tuso que no puede soportarla.
La historia de Los niños perdidos puede recordar a la película Peter Pan:

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