jueves, 26 de junio de 2014

El satanismo de Don Álvaro y de Don Alfonso que conducen a un desenlace terrible…




Examina la jornada quinta y trata de explicar el satanismo de don Álvaro y el de Don Alfonso que conducen al desenlace de la obra.

Don Álvaro y  Don Alfonso tienen una forma de satanismo diferente pero omnipresente en la jornada quinta.
Don Alfonso está lleno de una sed de venganza, desde su aparición en la jornada quinta hasta su muerte. Es su único objetivo: vengar a su familia, y más bien a su hermano y su padre, matados por la mano de Don Álvaro por causa de su pasión amorosa por Doña Leonor. Por cierto, sus últimas palabras antes de morir y después de haber matado a su propia hermana Doña Leonor son “Muero vengado”. Así, Don Alfonso es cegado por su deseo de venganza que le empuja a seguir el camino del malo. Su satanismo queda constante y muy presente en la jornada. Además, Don Alfonso va a convencer a Don Álvaro, convertido desde cuatro años en fraile, pues que había seguido entonces el camino del espíritu santo, a dejar su furor y su demonio explotar de nuevo, olvidando sus promesas con “Dios”. Creará un verdadero conflicto interior en la persona de Don Álvaro que luchará contra su demonio todavía presente pero escondido.  Así, tenemos dos personajes satánicos que reaccionan de manera totalmente diferente frente a sus demonios: uno, Don Alfonso que lo sigue, que fomenta su satanismo para ir al cabo de su objetivo: la venganza; y otro que a lo largo de la jornada, como a lo largo de la obra, va a intentar luchar contra su satanismo, que aparece como una fuerza superior que no puede vencer. Efectivamente, al final de la escena VI, ya Don Álvaro está perdido dado que acepta combatir contra Don Alfonso, dejando su “lado malo” surgir y dirigirle. 

Durante la jornada quinta asistimos a una transformación del carácter y del discurso de Don Álvaro, que poco a poco pierde contra su antigua pasión, su furor devastadora que él mismo  considera satánica ya que hace la pregunta retórica: “¿De nuevo el triunfo asegura el infierno, y se desploma mi alma en su sima profunda?”. Don Alfonso, él, tiene el papel del “tentador” venido del infierno que va a provocar a Álvaro y injuriarlo con violencia durante toda la jornada para que sucumba a su satanismo en la meta de poder combatirle y tener su venganza. Es así que Don Álvaro le llama en la escena VI, dice: “Y vos, hombre o ilusión, ¿sois por ventura un tentador que renueva mis criminales angustias para perderme?” Al final, Don Alfonso será la causa de su propia muerte pero habrá obtenido lo que quería: la venganza.
A lo largo de la Jornada quinta, podemos notar en el discurso una oposición constante entre Dios y el infierno o más bien Satán. Los dos protagonistas  consideran al otro como servidor del infierno y no paran de insultar al otro con violencia. Por ejemplo, Don Alfonso trata  Don Álvaro de: “un monstruo, (…) un asesino,(…) un seductor, (…) un infame” en la escena VI.  Ambos hablan de su “furia”, como si fueran poseídos por Satán, lo dicen varias veces; Don Alfonso dice “mi furor”, “mi furia”; Don Álvaro dice “vuestra furia” y después “mi furia”. El adjetivo “infame” y la palabra “infierno” son omnipresentes en el discurso, como el tema principal de esta jornada: la muerte. La muerte y pues la sangre tienen un campo léxico muy variado: “sangre”, “mortal”, “mortales”, “sangre impura”, “hora es de muerte, muerte”, “crímenes día”, “espada”, muerte irrevocable, “muerte”, “tumba”, etc.  Sin embargo, la mayoría de la escena se pasa en un convento con hermanos y padres así al principio de la Jornada es Dios supera a Satán. Además, los  personajes  no paran de hacer referencia y llamar a Dios o Jesús, Don Álvaro utiliza expresiones como “¡O Dios!”, “Dios mío”,” ¡Misericordia!” entre otras y Don Alfonso también  menciona “el cielo”, dice: “¡Dios mío!”, “¡Cielos!”, “Santa Madre de los Ángeles”, etc. Podemos notar que pide  Confesión” con mucha insistencia cuando está a punto de morir mientras que antes forzó a Don Álvaro, un fraile a olvidar su fe y a dar paso a su furor para combatirle y mató a una religiosa. Al final, aunque el satanismo gana el duelo en la segunda parte de la jornada, Dios queda presente hasta el fin de la Jornada. Los papeles se intercambian, en la primera parte el satanismo está poco presente pero luego llega a ser omnipresente y al revés. 
Este duelo entre Dios y Satán representa muy bien el duelo interior de Don Álvaro: durante una gran parte de la jornada sigue luchando contra su satanismo. En efecto, cuando Don Alfonso aparece y se enfrenta a él, Don Álvaro le contesta con calma y sabiduría explicando que ahora es nuevo hombre, que pertenece a Dios y que perdona a Don Alfonso para sus injurias. Dice “entiendo, joven, entiendo”. Habla de verdad como un hombre de Dios. Luego, cuando Don Alfonso cita a Doña Leonor Don Álvaro empieza a ver sus debilidades volver. Dice “Leonor… ¡Ay! La que absorbía toda mi existencia junta (…) sí… que aún dura… una pasión”. Su comportamiento pasa de “(con gran calma pero sin orgullo)” a “(Furioso)” o “(En delirio)” pero sigue luchando: “No, que aún fortaleza para resistir la lucha de las mundanas pasiones me da Dios con bondad suma.”  Luego, acepta el duelo diciendo “Vamos” pero lucha una última vez al decir “ No… no triunfa tampoco con esta industria de mi constancia el infierno. Retiraos, señor”. Al final, ya no puede resistir, declara al fin de la escena VI “Hora es de muerte, muerte. El infierno me confunda”. Después, cambia totalmente su comportamiento parece como Don Alfonso llena de furor y obnubilado por la muerte. Declara en el principio de la escena VII “Voy al infierno” y al final de la jornada, “con sonrisa diabólicaacaba diciendo “Busca imbécil al Padre Rafael… Yo soy un enviado del infierno, soy el demonio exterminador…Huid miserables.”. Tenemos un índice de este satanismo en el principio de la jornada con la descripción muy negativa que hace el hermano Melitón al padre Guardián de Don Álvaro, atribuyéndole comportamientos extraños y malos. Hace referencia a la leyenda del diablo predicador también así que ya tiene sospechas sobre su satanismo.
Al final, podemos decir que el satanismo vence todo en esta jornada. Reconquista a Don Álvaro, con ayuda de Don Alfonso, lo que provoca un desenlace terrible con la muerte de todos los personajes principales: Don Alfonso, Doña Leonor y Don Álvaro. Además, Don Álvaro se suicida lo que es contra los principios del catolicismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario